Por Bob Yirka, Phys.org
Un equipo de arqueólogos afiliados a varias instituciones en Alemania, trabajando con un colega del Reino Unido y otro de Brasil, ha encontrado nueva evidencia de la importancia del maíz para los pueblos precoloniales que vivían en la cuenca del Amazonas.
En su artículo publicado en la revista Nature Human Behavior, el grupo describe cómo analizaron huesos precoloniales de humanos y animales en Llanos de Mojos, Bolivia, que ha sido identificado como un lugar donde alguna vez vivió el antiguo pueblo Casarabe, en el municipio de Trinidad, provincia Cercado, en el departamento del Beni.
Investigaciones anteriores han demostrado que las personas que vivían en la cuenca del Amazonas antes de la llegada de los europeos cultivaban cultivos como ñame, calabaza, batata y, lo más importante, el maíz, para el consumo. Pero, como señalan los investigadores de este nuevo estudio, se ha trabajado poco para conocer la relación entre esos cultivos, las personas que los consumían y los animales que vivían con ellos o en las proximidades.
Para llenar esos vacíos, los investigadores analizaron los restos de 86 personas y 68 animales (datados entre los años 700 y 1400 d. C.) que habían sido desenterrados en Llanos de Mojos, una región de Bolivia, por varios equipos a lo largo de muchos años. Los investigadores señalan que las personas pertenecían a los Casarabe, una cultura precolonial que se ha hecho famosa por los numerosos montículos monumentales que construyeron en Llanos de Mojos y por los canales que los conectaban. Al analizar los restos, los investigadores querían entender mejor qué comían los humanos y los animales de la región.
Durante las excavaciones realizadas en el área ceremonial del asentamiento de Salvatierra se encontraron miles de huesos de animales, cuya identificación permite conocer los hábitos alimentarios de la población prehispánica de la cultura Casarabe. Crédito: Heiko Prümers / Deutsches Archäologisches Institut / Instituto Arqueológico Alemán
El trabajo del equipo consistió principalmente en realizar un análisis isotópico de los huesos y dientes para determinar qué había estado comiendo una persona o un animal determinado antes de su muerte. Al hacerlo, el equipo de investigación descubrió que el maíz era un componente principal de la dieta de Casarabe. Todos los restos mostraban evidencias de una dieta rica en este cereal.
También descubrieron que el consumo máximo de maíz se produjo entre el 700 y el 800 d. C., lo que sugiere que otros alimentos comenzaron a adquirir importancia después de esa fecha. Los investigadores también descubrieron que el maíz era un componente principal de la dieta de los patos criollos, lo que sugiere que se los alimentaba intencionalmente, lo que sugiere además que fueron domesticados.