La cruceña Martha Maizer Sarco, hace 20 años, emprendió la cerámica de las máscaras de los yarituses, el Ángel chiquitano, las vasijas y otras artesanías dándole el valor agregado a la arcilla, además para el rescate de la cultura de San Javier.
“El Yaritú viene a ser, como les dije, el ritual. Y ellos (los indígenas) cuando tenían buena caza, buena pesca y buena cosecha adoraban al Piyo (…) mi cerámica es rescatando la cultura de nuestros antepasados y la cultura de San Javier”, señaló Maizer a Marca Santa Cruz.
La danza de los Yarituses es un ritual al Piyo, un ave sagrada de la región; la celebración chiquitana se desarrolla anualmente del 28 al 30 de junio en San Javier, la festividad de San Pedro y San Pablo.
Santa Cruz mediante la Ley Departamental 79, del 28 de julio de 2014, declaró: “patrimonio histórico y cultural e intangible departamental al rito y festividad de los Yaritú, por su importancia histórica, cultural y tradicional preservando los valores morales, religiosos y la identidad del pueblo cruceño, con la finalidad de que las generaciones venideras aprecien este legado ancestral y cultural”.
“Se declara Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado Plurinacional de Bolivia, al ‘Ritual de los Yaritú’ (…) expresada a través de su indumentaria, música, danza, coreografía y vestuario”, señala la Ley 080-2018, de la Asamblea Legislativa de Bolivia.
San Javier se encuentra en la provincia Ñuflo de Chaves, en el Departamento de Santa Cruz, distante a 228 kilómetros de la capital oriental.
