Cuatro danzarines con uniformes diversos, coloridos e innovadores deslumbraron en la Fiesta Mayor de Los Andes, con atuendos elaborados por Alejandro Cartagena, reconocido por la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder (ACFGP).
“Nos han otorgado un premio a la mejor vestimenta de la entrada del Señor Jesús del Gran Poder, de este año 2024. Para mí ha sido, en realidad, un halago, me siento muy feliz porque podemos crear y renovar, tal vez, la esencia misma (del atuendo folclórico)”, señaló el diseñador Alejandro Cartagena, en contacto con Mediabol.
La marca de Alejandro Cartagena, la moda, tendencia y alta costura de la chola paceña, destacó en la festividad folclórica por la fusión y evolución representado en Las Mayas, no solamente por la creatividad sino también por la fuerza y pasión en el baile.
“Estoy haciendo un intercambio intercultural, el fruto de todo este intercambio y la inmersión que estoy teniendo con la cultura mexicana es, un poco, el resultado de este atuendo” de fondo negro para los colores vivos que es una tendencia muy fuerte en las culturas del país norteamericano, explicó.
Los atuendos desde la elección de la tela, el diseño de las figuras, la configuración de los colores, el ordenamiento de las imágenes en cada sitio del lienzo, el envío a sublimación, el boceto del traje, la confección y los toques de acicalamiento fueron plasmados en un mes por Cartagena.
El creador dijo: “Vienen los alegrijes que son los gatos de diferentes colores, los mosaicos de cerámicas pintados a mano, en otro (atuendo) están las rosas de diferentes colores con fondo negro y una recopilación de diferentes caras de llamas y alpacas”.
“Son diseños propios, yo los elaboré, de alguna manera, he diseñado, les he dado el color y las dimensiones y la disposición también, así como de las formas y los colores para crearlos”, subrayó.
En la festividad del Jesús del Gran Poder, que destaca por la creatividad, la innovación y el ímpetu, generalmente, los diseñadores trabajan en los tonos análogos o de altos contrastes, que se manifiestan en los trajes de los bailarines.
“He tratado de romper (el empleo tradicional de los tonos) para poner una simbiosis de colores que no necesariamente obedecen a un orden, pero sí crean en su composición una estructura sólida que resalta en el danzarín”, puntualizó Cartagena.
