En plena crisis reboza el dinero y los alimentos en las bodas, pero un matrimonio peculiar se celebró en la ciudad de Santa Cruz, una pareja de migrantes chuquisaqueños efectuó un casamiento de tres días, pero lo más singular fue que los familiares, amigos e invitados impusieron centenares de billetes que se convirtió en un manto de los novios.
“¿184.000 (bolivianos) eso es (solamente) de la novia no ve?”, se escucha exclamar a un hombre durante el recuento de los regalos en dinero de varios fajos de 100 y 200 bolivianos, que recibió la novia. Los datos son registrados sigilosamente en un cuaderno por las madrinas, ante varios testigos. Mientras, en otra mesa solamente los varones también realizan el conteo de los billetes del novio.
El intruso en el recuento de la mesa de la novia, después de algunos segundos pide mostrar las anotaciones ante las cámaras que no logra enfocar el total del regalo de la novia, pero subraya que “eso es solamente de la novia, falta del novio. Haber estamos pasando los 320 o 340.000 bolivianos. Yo creo que llegamos a los 350 (mil bolivianos)”, afirmó en el video posteado en la plataforma social.
El matrimonio de Rubén y Erlinda se efectuó del 26 al 28 de octubre del año en curso, en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, con grupos musicales traídos desde Chuquisaca y Potosí, con decenas de invitados y en un local popular en la capital cruceña.
Una pareja les coloca parecido a un collar armado con cintas de billetes que colgaban del cuello hasta los pies con el monto de 20.000 bolivianos, repartidos a 10.000 bolivianos a la novia y el novio, y tras una ronda de cuecas, siguió la fila de parientes, amigos e invitados que llegaron con 1.000, 4.000, 8.000 y otras sumas que los novios fueron cubiertos como con un manto rojizo de billetes.
Sin embargo, por la cantidad de dinero cada cierto tiempo son extraídos los billetes por los familiares o personal de confianza y guardadas en bolsas plásticas y aguayos coloridos con bastante recelo hasta el día del recuento.
Los novios agradecen, tras la imposición de las cintas de billetes, echando bastante mixtura y compartiendo vasos de bebidas, algunos con una ronda de cueca, pero son anunciados por el altavoz la cantidad del dinero que llega a los hombros de los novios, los billetes ensamblados con anticipación como una cinta unidos por los alfileres.
Concluido el recuento del regalo del dinero llega la ceremonia del festejo, inicialmente los billetes son guardados en dos aguayos que son entregados al padrino y la madrina del recuento, luego tras las cuecas es entregado a los flamantes esposos y continúa la fiesta.
Abundancia de alimentos
La prosperidad no solamente rebozó con el dinero sino también llegó la abundancia de los alimentos para los padrinos con los productos desplegados en una columna de cereales, carnes y otros.
Desde los panes, las carnes de res y de cerdo, arroz, azúcar, huevos, aceite, refrescos y hasta material de limpieza que tras la entrega son recogidos en los hombros por los familiares al ritmo del huayño para ser guardados en la dispensa.
Los novios en agradecimiento a los padrinos por los regalos retribuyen con un plato muy apetecido en una bandeja cubierta con plástico.
El “salto del tigre”
Los regalos so solamente son en dinero y los alimentos sino también en muebles para el hogar como el ropero, la vitrina y otros, pero el catre fue armado en el mismo local donde los novios suben para bailar y celebrar sus relación amorosa.
Encima la cama, tambaleantes por el consumo de las bebidas, bailan el vals entre lluvias de mixturas convertidas en nubes blancas, pero sorpresivamente el novio tumba a la novia e inmediatamente los invitados cubren con una sábana y ch’allan con bebidas espirituosas, luego se escuchan los susurros de “ahí está el salto del tigre”.